08:00 AM CST 16 Oct 2006 (14:00 GMT)Bagdad (AP)Diario El Mundo
Cuatro días de violencia sectaria continuaron el lunes sin interrupción a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad y por lo menos 91 personas murieron, dijeron la policía y los mandos del ejército.
Las autoridades parecen incapaces o no están dispuestas a poner fin al derramamiento de sangre en Balad y sus zonas aledañas.
La violencia estalló en Balad el viernes con el descubrimiento de los cadáveres decapitados de 17 trabajadores chiíes en un huerto cercano a la ciudad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad.
Los chiíes respondieron con premura estableciendo controles carreteros en la ciudad, predominantemente chií y que está rodeada de aldeas mayormente suníes. Los piquetes vengadores detuvieron y mataron a tiros a varios suníes sin importar su culpabilidad o inocencia, dijeron varios testigos. Todos ellos se negaron a dar su nombre por temor a las represalias.
Mohamed Alí Hamid, un taxista suni de 35 años, dijo que junto con otros 20 familiares caminó el domingo durante dos horas para llegar hasta la próxima aldea suní de Duluiyah. Los milicianos chiíes, acompañados por la policía, les dieron el domingo dos horas de plazo para abandonar el lugar, indicó.
"Nos dijeron 'ustedes son sunis y no les corresponde estar aquí', contó Hamid. "Quemaron todo lo relacionado con los sunis y nos obligaron a dejarlo todo", contó en una entrevista telefónica desde una comisaría policial a la que fue llevado tras ser detenido el grupo por agentes de Duluiyah cuando caminaban por la carretera.
Duluiyah y Balad ocupan las márgenes opuestas del río Tigris.
Hamid dijo que la población local suni nada tiene que ver con las decapitaciones y agregó que durante décadas vivió en paz con sus vecinos chiíes. Las atribuyó a los milicianos respaldados por el gobierno chií iraquí.
"Hay manos ocultas tras esto que desea una lucha permanente entre chiíes y sunis, y son los iraníes", dijo Hamid.
El gobierno de Irak parece incapaz de contener la violencia y de lograr un consenso político. El domingo, el gobierno postergó indefinidamente la anticipada conferencia de reconciliación nacional, que pretende zanjar las rivalidades éticas y religiosas.
El 70% de los 80.000 habitantes de Balad son chiíes, cifra levemente superior al promedio nacional.
Cuatro días de violencia sectaria continuaron el lunes sin interrupción a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad y por lo menos 91 personas murieron, dijeron la policía y los mandos del ejército.
Las autoridades parecen incapaces o no están dispuestas a poner fin al derramamiento de sangre en Balad y sus zonas aledañas.
La violencia estalló en Balad el viernes con el descubrimiento de los cadáveres decapitados de 17 trabajadores chiíes en un huerto cercano a la ciudad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad.
Los chiíes respondieron con premura estableciendo controles carreteros en la ciudad, predominantemente chií y que está rodeada de aldeas mayormente suníes. Los piquetes vengadores detuvieron y mataron a tiros a varios suníes sin importar su culpabilidad o inocencia, dijeron varios testigos. Todos ellos se negaron a dar su nombre por temor a las represalias.
Mohamed Alí Hamid, un taxista suni de 35 años, dijo que junto con otros 20 familiares caminó el domingo durante dos horas para llegar hasta la próxima aldea suní de Duluiyah. Los milicianos chiíes, acompañados por la policía, les dieron el domingo dos horas de plazo para abandonar el lugar, indicó.
"Nos dijeron 'ustedes son sunis y no les corresponde estar aquí', contó Hamid. "Quemaron todo lo relacionado con los sunis y nos obligaron a dejarlo todo", contó en una entrevista telefónica desde una comisaría policial a la que fue llevado tras ser detenido el grupo por agentes de Duluiyah cuando caminaban por la carretera.
Duluiyah y Balad ocupan las márgenes opuestas del río Tigris.
Hamid dijo que la población local suni nada tiene que ver con las decapitaciones y agregó que durante décadas vivió en paz con sus vecinos chiíes. Las atribuyó a los milicianos respaldados por el gobierno chií iraquí.
"Hay manos ocultas tras esto que desea una lucha permanente entre chiíes y sunis, y son los iraníes", dijo Hamid.
El gobierno de Irak parece incapaz de contener la violencia y de lograr un consenso político. El domingo, el gobierno postergó indefinidamente la anticipada conferencia de reconciliación nacional, que pretende zanjar las rivalidades éticas y religiosas.
El 70% de los 80.000 habitantes de Balad son chiíes, cifra levemente superior al promedio nacional.
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